La gran revelación de las elecciones europeas celebradas este domingo ha sido, sin duda, la formación Podemos que lidera el joven politólogo y tertuliano Pablo Iglesias.
Este profesor de universidad ha sabido recoger muy hábilmente el descontento y la desconfianza hacia la clase política que reflejó en su día el movimiento 15-M mediante un discurso simplista y utópico, cargado de la demagogia y el populismo más abyecto y deleznable, aprovechándose de la profunda ignorancia económica y la triste ingenuidad política de que hace gala buena parte de la población.
Iglesias, consagrado ya como el líder incuestionable de la extrema izquierda española, ha sabido cautivar a más de 1,2 millones de descreídos, soñadores e incautos que tienen por denominador común el rechazo frontal al capitalismo y una confianza ciega en el estatismo absoluto como solución a todos los males, pese a que el socialismo radical ha fracasado siempre y en todo lugar, cosechando a su paso los mayores desastres de la historia de la humanidad.
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